En noviembre del 86 en Zürich, Ileana Cotrubas se dirigió directamente al público tras la caída del telón, pidiendo que la disculparan por haber aparecido en una producción tan pésima de "La Traviata".
El director Nicolas Joel y Pet Halmen (encargado de los decorados) comentaron que, a pesar de estar abatida, Cotrubas había recibido la cifra astronómica que le pagaron con gran entereza.
Tras tener que escuchar por parte de determinados críticos que "no cantaba con el corazón", Edita Gruberova exigió que se retiraran todos los pases para periodistas para un recital de Lieder que dio en Salzburg en 1989.
Y coronó su gesta con la frase: "Si cualquiera pudiera escribir lo que quisiera, esto sería una anarquía."
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